«But these visions of Johanna, they make it all seem so cruel.»

El 16 de Mayo de 1966 quedará por siempre grabado en la historia del rock como la fecha de publicación del primer álbum doble del rock y uno de los tótems de la música popular. Corrían tiempos convulsos para Bob. Si bien su anteror disco Highway 61 Revisited (1965) recibió numerosas alabanzas y el single “Like A Rolling Stone” alcanza el número 3 de las listas Billboard, dylan es silbado en el festival de Newport y el público recibe su nuevo sonido contrariado allá donde va.

Ese nuevo sonido que Dylan lleva madurando desde Bringing It All Back Home (1965), alcanza todo su esplendor en Blonde On Blonde. «Lo más cerca que estuve del sonido que oigo en mi mente fue en bandas individuales en el álbum Blode On Blonde. Es ese sonido fino, salvaje, de mercurio. Es metálico y de oro brillante, con todo lo que emana de ello. Ese es mi sonido particular».

Para grabar este disco, Dylan puso rumbo a Nashville, cuna del country. Si bien ya había acercado el folk a la revolución eléctrica del blues y el rock, el country permanecía ajeno. Se hace acompañar de Al Kooper (teclista que ya había participado en Highway 61 Revisited) y de Robbie Robertson (guitarrista de de The Hawks, futuros The Band, con los que Dylan había estado de gira). Decide grabar allí con músicos locales ligados a la música country tradicional pero con la calidad y plasticidad suficientes como para adaptarse a las nuevas ideas de Dylan. Otra de las exigencias de Bob fue que todos grabaran en una misma sala, lo que obliga a derribar algunos tabiques y reorganizar el equipo técnico. Todo ésto, en lugar de incomodar al productor Bob Johnston, parece sentirse como en casa para ayudar a Bob a conseguir su sonido.

Comienza el disco con la procesión de una falsa banda en “Rainy Day Woman #12&35” («Todo el mundo debe colocarse»), resultado de poner a tocar a cada uno el instrumento que no sabía tocar. Le siguen el blues a lo Muddy Waters “Pledging My Time” y la impagable “Visions Of Johanna“, la canción imprescindible de un disco imprescindible, una pieza de una calidad poética nunca vista antes en la música popular.

Grabada en Nueva York, “One Of Us Must Know (Sooner Or Later)” relata la ruptura de un hombre y una mujer (posiblemente Dylan y Joan Báez) en uno de sus temas más pop hasta el momento junto con la jubilosa “I Want You“. En Mobile nos hipnotizamos con la surrealista “Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again“.

De Mobile nos vamos de paseo por la Factory de Andy Warhol en la “bluesera” “Leopard-Skin Pill-Box Hat” donde conoceremos a la actriz Edie Sedgwick, quien también inspira la delicada “Just Like A Woman“. Después cada uno seguirá su camino con las conflicivas relaciones de “Most Likely You Go Your Way And I’ll Go Mine“. Y veremos a nuestra exnovia con su nuevo novio en el blues lento “Temporary Like Achilles“.

Vuelve Dylan a mostrarse surrealista en el blues “Absolutely Sweet Marie” aunque sin dejar el recurrente tema de las convulsas relaciones con las mujeres, como ocurre en “4th Time Around“, una aparente imitación a la canción “Norwegian Wood” del álbum Rubber Soul (The Beatles, 1965) de John Lennon.

Cierran el álbum el dinámico blues “Obviously 5 Believers” y los once minutos de la bella y nada cargante “Sad Eyed Lady Of The Lowlands“, dedicada a su primera esposa, Sara Lownds.

Un disco redondo de principio a fin. Como decía Jack Black en Alta Fidelidad (Stephen Frears, 2000): «no le digas a nadie que no tienes el cojonudo Blonde On Blonde».

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